¿Han muerto las memorias USB?
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Las memorias usb ya no dan tanto de qué hablar, si bien se siguen fabricando y vendiendo. El auge del cual gozaron hace años parece que ya no volverá. Sin embargo, siguen siendo un recurso más para muchísimas personas, que ven en ellas una manera de guardar o trasladar archivos. o atractivo de su precio, las hay de 64 GB por 9 euros en Amazon, las hacen ser muy tentadoras.
El ocaso de las memorias usb
Hace unos 15 años que estos gadgets se pusieron de moda. El progresivo abaratamiento del precio de los ordenadores motivó que las memorias empezaran a florecer. Nada más cómodo que guardar los archivos en un dispositivo pequeño y que se podían llevar a cualquier parte. Poco a poco comenzaron a aumentar de capacidad, de tal manera que en el año 2007 ya era posible encontrar memorias de 1 GB por un precio razonable.
Las memorias usb sin embargo tenían, y tienen algunos problemas. Para comenzar, son sencillas de perder. Su tamaño tan discreto contribuía a ello. Igualmente, eran presa fácil de virus, ya que con bastante alegría las introducíamos en cualquier ordenador. El resultado podría llegar a ser trágico, con pérdida de información incluida.
Pero las memorias seguían bajando de precio y atrayendo la atención de muchos. Aunque hay un momento en el que se produce un cambio de tendencia, la aparición de servicios en la nube de almacenamiento. Está motivado por la democratización de internet, lo que hace que estos servicios sean accesibles desde cualquier lugar. Además, el furor de los datos móviles ayuda a que, si necesitamos acceder a nuestros archivos, nos conectemos con ellos para tenerlos a mano.
Las memorias usb quizás no viven su mejor momento y no cabe duda que no van a tener un renacimiento. Son gadgets residuales que seguirán teniendo su público. No todos se fían de los almacenamientos digitales como Google Drive, Dropbox o iCloud. Pero a la hora de guardar bien nuestros datos, quizá sea más recomendable apostar por un disco duro externo SSD, que aún siendo más caro, se presenta como algo bastante más sólido que una simple memoria.
Por esto, las memorias ya parecen estar condenadas a extinguirse o a quedar como un recurso residual. Tuvieron su momento de gloria y su expansión fue imparable, pero ya llega el momento de ir diciendo adiós a un dispositivo que, en la actualidad, no tiene demasiado sentido. Internet y sus apps en la nube dieron la puntilla a un mágico lápiz que nos hacía sentirnos como James Bond con información confidencial.
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